Criaturas Terrestres

Bestia de Gévaudan

Es el nombre de una criatura descrita a un críptido antropófago que asoló la región de Gévaudan, en el actual departamento francés de Lozère, en el centro de Francia, entre 1764 y 1767.

Se le atribuye la muerte de más de 130 campesinos, en su mayoría mujeres y niños, que fueron encontrados despedazados por los dientes de algún animal. En algunos casos las víctimas fueron encontradas decapitadas o partidas por la mitad, lo que demuestra la enorme violencia con la que fueron asesinadas. Son menores los casos de animales domésticos muertos por la Bestia, pues parece que ésta prefería la carne de los pastores a la de sus ganados.

La mayor parte de los ataques se registraron en los alrededores de Aveyron. El primero de ellos se produjo el 30 de junio de 1764, día en que asesinó a Jeane Boullet, de 14 años. En los tres meses siguientes, la Bestia atacó y mató salvajemente a dos niñas, dos niños y una mujer. En invierno, con el animal acuciado por el hambre, las muertes ascendieron hasta el punto de que se producía una víctima o dos cada semana. En esa época, los bosques de Gévaudan acogían una población considerable de lobos, pero los testimonios de los pocos testigos y supervivientes rechazaron su autoría. Describían al animal como una bestia gigantesca de pelo rojizo con un tamaño mucho mayor que el de un lobo, con rayas negras en los cuartos traseros y una cresta de pelos largos sobre el lomo. La cola era larga y musculosa, y las mandíbulas, bien desarrolladas y llenas de dientes enormes. Los rastreadores y cazadores que acudieron al lugar atraídos por las recompensas ofrecidas para quien capturase al monstruo, encontraron huellas de tamaño considerable y le calcularon un peso de unos 100 kg. Durante meses se mataron grandes cantidades de lobos en la zona, pero la bestia era increíblemente escurridiza. Llegó a mencionarse que las balas rebotaban sobre su lomo y los aterrorizados campesinos opinaban que era el mismo Demonio venido del infierno. Pronto llegó a considerarse un problema nacional, y el propio rey Luis XV envió un cuerpo de dragones de caballería para abatirla, sin resultados, al que posteriormente se unirían otros tres. Para entonces el año de 1764 había acabado y las víctimas ya eran 54.

Según el testimonio de uno de los capitanes de los dragones, logró ver cara a cara a la Bestia antes de que ésta consiguiese huir. Era tan grande como su propio caballo, pero pronto lo dejó atrás con facilidad, pues lo superaba ampliamente en velocidad y agilidad. Mientras huía, él y los hombres que le acompañaban descargaron varias decenas disparos contra ella que ni siquiera parecieron atravesar su piel.

El asunto de la Bestia de Gévaudan traspasó fronteras y llegó a considerarse un problema serio para el gobierno de Luis XV, entonces recién salido de la Guerra de los Siete Años. Las potencias extranjeras comentaban jocosas cómo el ejército francés podía pensar siquiera en la victoria si sus mejores tropas no eran capaces de capturar un "simple" lobo en mitad de su propio país. Pronto se retiraron de la zona a las autoridades locales por considerarlas inútiles, y se pescó a más de un cazador particular que ponía pistas falsas para despistar a los dragones y aspirar a cobrar la recompensa matando él mismo la Bestia. Se pusieron trampas y se rastreó el monte día y noche, pero la bestia siempre aparecía en otro lugar y continuaba su siniestra matanza.

El nerviosismo se apoderó de la población y estallaron disturbios. Se acusó públicamente a algunos vecinos de ser hombres lobo que se convertían por las noches en la bestia; otros se volvieron contra los gitanos, a los que acusaron de criar alguna bestia salvaje en su circo que había escapado al monte. Los sacerdotes predicaban contra el rey, responsable indirecto de la crisis, o decían que las víctimas eran jóvenes lascivas a las que Dios había enviado la Bestia como castigo. Incluso se llegó a poner en el punto de mira a un noble que había estado en África y criaba en los jardines de su palacio hienas, tigres, leones y perros de presa, acusándolo de cruzar los animales hasta dar con una bestia asesina e indestructible.

Fuese ella o no, lo cierto es que en 1767, con más de 130 muertes en la región, un campesino armado abatió en Gévaudan un lobo descomunal, más grande que cualquiera de los que se podían encontrar en Francia. Poco después se mató una loba también de gran tamaño. La leyenda cuenta que los responsables de las capturas emplearon balas de plata hechas tras fundir medallas de la Virgen María, algo que ha pasado posteriormente al imaginario colectivo como la única forma de matar un hombre-lobo. Al menos uno de los ejemplares fue llevado a París, donde llegó en un estado de putrefacción muy avanzado, lo que impidió disecarlo. Su esqueleto fue expuesto en el Museo Real de la ciudad hasta su destrucción en un incendio. A pesar de que el esqueleto se ha perdido, las descripciones parecen indicar que se trataba de una gran subespecie de lobo de los Alpes, extinta en el siglo XIX. La falta de animales grandes que estos lobos encontraron en su nuevo hogar les habrían impulsado a alimentarse de los humanos, fáciles de capturar y matar. Desde entonces, no se ha producido ningún ataque similar a los de la Bestia.

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                                                                 Bunyip 

Las descripciones de los Bunyips varían enormemente. Usualmente se describen como monstruos marinos. Algunas características de descripciones comunes incluyen una cola de caballo, aletas, y colmillos de morsa o cuernos. De acuerdo con la leyenda, se dice que rondan en pantanos, billabongs, arroyos y ríos. En las noches pueden escucharse sus llamados, mientras devoran cualquier animal que se acerque a sus guaridas. Se dice de que el animal extinto, el Diprotodon, es el origen de tal leyenda.

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Aka Allghoi Khorhoi

El Aka Allghoi Khorhoi (Gusano de la muerte) es una criatura mitológica y de la mitología del desierto de Gobi en Mongolia.   La peculiaridad en la descripción de esta criatura es que podría rociar a sus víctimas con ácido, el cual causaría la muerte a éstas. También se dice que sería capaz de producir descargas eléctricas.

En la criptozoología, suele describirse como un gusano largo y fino de 90 a 120 centímetros de longitud, y que supuestamente vive en Mongolia y que habría sido visto por primera vez en 1926 en el desierto de Gobi en Mongolia. Se dice que hiberna durante todo el año salvo en el verano.

El estadounidense Roy Chapman Andrews, del Museo Americano de Historia Natural, que, entre 1922 y 1930, lideró varias expediciones pioneras al Gobi . En su obra " La reconquista de Asia central"( 1932), Andrews no sólo nos dejó una vívida descripción de los pintorescos paisajes del gran desierto mongol " donde los acantilados son como castillos medievales con agujas y torretas que bajo el sol del atardecer adquieren maravillosos tonos de rojo ladrillo", sino que además tuvo tiempo de documentar las creencias de sus habitantes. De este modo, se convirtió en el primer occidental en divulgar las historias de los pastores nomadas del Gobi acerca del temible Olghoï-Khorkhoï,- un vocablo que quiere decir "gusano-intestino" - una enigmática criatura capaz de fulminar con su potente veneno a cualquier ser viviente: "Se trata probablemente de un animal mítico, aunque puede ser que haya algo de cierto en lo que me cuentan, ya que todos los mongoles del norte del país creen en su existencia y lo describen practicamente igual.
Mide alrededor de 60 centímetros, posee un cuerpo en forma de salchicha y no tiene ni cabeza, ni patas;es tan venenoso que tocarlo significa la muerte instantánea. Se dice que habita en las regiones arenosas más secas del desierto occidental.

Por su parte el checo Ivan Mackerle, dirigió una expedición al desierto del Gobi en 1990. Durante su viaje recogió testimonios muy similares acerca del gusano-intestino. Un pastor mongol le dijo que " se parece mucho al intestino de una vaca, su piel es de color rojo sanguinolento o salami y resulta difícil distinguir la cabeza de la cola ya que no posee ni ojos, ni nariz, ni boca visibles". Añadió también que " la criatura se desplaza de un modo extraño, bien rodando, bien arqueando el cuerpo hacia los lados y que se siente atraída por los objetos de color amarillo".Otro testigo, Yanjindgin Mahgaljav, aseguró haber visto como el gusano-intestino mató una manada entera de camellos al sur de Nyon en los años 60.

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Chupacabras

El término chupacabras es el nombre de un críptido legendario contemporáneo, que se describe como un ser que atacaría a animales de diferentes especies en zonas ganaderas o rurales. El mito tuvo su origen en la isla de Puerto Rico. Se cuenta que existe en América Central y América del Sur, en países como Costa Rica, México, Perú, Ecuador, Bolivia, Brasil, Puerto Rico, Honduras, Nicaragua, Colombia, Guatemala, El Salvador, Panamá, Chile, Argentina, Uruguay, Venezuela, Paraguay y en algunas zonas del sur de Estados Unidos.

La descripción popular de esa entidad es que sería una criatura pequeña (de 1 m de altura o menor tamaño), que presentaría piel verduzca y escamosa, ojos grandes y saltones, y cabeza ovalada. Esta vaga descripción coincide con otro ser de la mitología contemporánea, los pequeños seres alienígenas conocidos como "grises". También se le atribuye un rostro canino de grandes ojos y colmillos y tobillos largos como los de un canguro, de la misma manera se considera peligroso para la especie humana. Los primeros reportes de avistamiento se dieron en Puerto Rico, presentando éste la primera descripción dada (bípedo de aspecto parecido a los "grises"), después fue habría sido avistado en países como Chile y México y en Texas, estado en que se le describió por primera vez con la segunda descripción dada (de cánido).

Los animales muertos, presuntamente por el ataque del chupacabras, no tendrían sangre en sus cuerpos y tendrían como herida un solo agujero; a diferencia de otros depredadores que en su mayoría destrozan el cadáver.

Lo normal es que ningún animal reaccione alarmado o presente algún tipo de resistencia. Los dueños comúnmente no reportan ruidos extraños, y ni siquiera ladridos de perros guardianes de sus animales; es más, los canes al ser observados posteriormente, reaccionan de forma muy extraña, y en algunos casos asustados. Se indica comúnmente la falta de huellas del animal atacante, o si se presentan son escasas; similares a las de un canido de gran tamaño, algunas de las cuales presentan una prolongación en forma de talón. Estas pisadas se encuentran a diferentes distancias (4 a 5 metros), indicando que poseerían una gran habilidad para saltar.

Comúnmente no hay testigos directos de los ataques.

La mayoría de los ataques que no corresponden a estas características, normalmente tras una investigación, corresponden a ataques de algún tipo de animal nativo o introducido en la zona del ataque (es el caso de los ratones hocicudos como el hocicudo rojizo que atacarían a los animales pequeños, o los perros salvajes); o a ataques falsos de origen humano, normalmente para hacerse famosos.

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Mapinguarí

Mapinguarí es el nombre de una mítica criatura de la mitología del Amazonas perteneciente a Brasil, Bolivia, Colombia y Perú. En la Amazonía colombiana y peruana se le llama Curupira.

Según cuenta una leyenda indígena de la Selva amazónica, fue un indio chamán que, como consecuencia de descubrir el secreto de la inmortalidad, se convirtió en este terrible monstruo de aspecto de oso grande, cubierto de pelaje rojo y de facciones humanas emisor de un terrible olor.

El zoólogo brasileño David Oren, que recogió más de cien testimonios de supuestas personas que aseguraban haberlo visto, propone que el mapinguarí podría ser un perezoso terrestre, criatura que se cree se extinguió hace 9000 años, pero que podría haber sobrevivido en las profundidades de la selva amazónica. Las pisadas de este perezoso eran similares a las humanas, y sus excrementos se asemejaban a los de los caballos, tal y como supuestamente ocurre en el mapinguarí. En cuanto a la supuesta boca en el estómago, Oren señala que podría tratarse de una glándula situada en el abdomen. Esta misma teoría ha sido utilizada para asociar al perezoso terrestre con las leyendas indígenas de los gigantes patagones, en la región de la Patagonia.

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Emela-ntouka

El Emela-ntouka (en congolés "matador de elefantes"), es un animal mítico en la cultura de las tribus pigmeas del África Central.

Del tamaño de un elefante y color verde pálido, su descripción general recuerda superficialmente a la de un rinoceronte, incluyendo un cuerno (de marfil) de unos dos metros de largo. Su masivo cuerpo está sostenido por cuatro gruesas patas cortas y posee una cola similar a la de los cocodrilos. Sus mandíbulas están armadas con largos y afilados dientes de forma triangular.

El emela-ntouka es muy temido por los aborígenes, quienes afirman que suele cazar y devorar humanos. También enfrenta elefantes, a quienes atraviesa con su afilado cuerno para luego dejarlos desangrarse. Existen elementos de corte anecdótico que sugerirían la posibilidad de la existencia real del animal: Lucien Blancou, jefe inspector del África Ecuatorial Francesa en el decenio de 1950, escribió acerca de una feroz criatura, más grande que un búfalo, que era considerada como de gran peligrosidad por los pigmeos locales: "...también se sabe de la presencia de una bestia que ocasionalmente destripa elefantes, pero no parece prevalecer allí tanto como en los distritos mencionados. Se supone que un espécimen fue muerto unos veinte años atrás en Dongou, pero en la (margen) izquierda del Ubangi y en el Congo Belga." transladado por Bernard Heuvelmans, "En la pista de animales desconocidos", 1959.

Los mitos coinciden en situar al animal en los vastos terrenos pantanosos que conforman la cuenca del Río Congo. Es, por lo tanto, de naturaleza anfibia. Las historias coinciden al afirmar que rara vez se lo encuentra reunido en grupos: se lo considera un cazador solitario.

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Elefante Pigmeo Africano

El elefante pigmeo africano (Loxodonta africana pumilio) es una supuesta subespecie de pequeño tamaño que habita en las selvas de África Central, descrita por primera vez por el zoólogo alemán Theodore Noack tras examinar un macho capturado vivo en el entonces Congo Belga.

Este animal, de aparente color rojizo, fue bautizado como "Congo" y trasladado al zoológico de Nueva York, donde murió en 1916 con apenas 2 m de altura, el tamaño de un elefante asiático de Sumatra.
Los que defienden la autenticidad de esta subespecie citan también el hecho de que los pueblos indígenas de la zona hablan de tres tipos distintos de elefantes y no dos, describiendo a uno de ellos como mucho más pequeño y agresivo; y por otro lado, un vídeo filmado en 1989 por los zoólogos también germanos Martin Eisentraut y Wolfgang Bohme, en el que se ve lo que según ellos es una manada de crías y hembras adultas que no superaban el metro y medio.

La mayoría de la comunidad científica considera que no hay indicios suficientes para dar por válida esta subespecie, pues muchos de sus rasgos coinciden con los del elefante de bosque, y los supuestos elefantes pigmeos podrían ser individuos enanos de esta subespecie (de la que sólo los separa medio metro de altura) o inmaduros, puesto que a los elefantes de bosque se les desarrollan los colmillos antes que a los de sabana, durante la adolescencia, dándoles una falsa apariencia de adultos en miniatura.
La prestigiosa web Mammal Species of the World lo considera sinónimo del elefante de bosque (Loxodonta cyclotis).

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Tigre de Tasmania



Foto del Tilacino

El lobo marsupial o tilacino (nombre científico Thylacinus cynocephalus), también conocido como lobo de Tasmania, tigre de Tasmania y tilacín, fue un marsupial carnívoro originado en el Holoceno. Era nativo de Australia y Nueva Guinea y se cree que se extinguió en el siglo XX. Se trataba del último miembro viviente de su género (Thylacinus), viviendo los otros miembros en tiempos prehistóricos a partir de principios del Mioceno.

El lobo marsupial se extinguió en el continente australiano miles de años antes de la llegada de los colonos europeos, pero sobrevivió en Tasmania junto con otras especies endémicas, incluyendo el diablo de Tasmania. Generalmente suele culparse de su extinción a la caza intensiva, incentivada por recompensas, pero podrían haber contribuido otros factores, como por ejemplo las enfermedades, la introducción de los perros, o la ocupación de su hábitat por los humanos. Aun cuando se lo considera oficialmente extinto, todavía hay quienes dicen haberlo visto.

Como los tigres y lobos del Hemisferio Norte, de los cuales heredó dos de sus nombres comunes, el lobo marsupial era un depredador alfa. Siendo un marsupial, no tenía relación con estos mamíferos placentarios, pero debido a la evolución convergente, presentaba la misma forma general y las mismas adaptaciones. Su pariente vivo más próximo es el diablo de Tasmania.

No existe una coherencia total entre las distintas descripciones anatómicas del tilacino, hecho explicable debido a que los datos existentes se limitan a: escasos ejemplares conservados, el registro fósil, restos de piel y de esqueletos, fotografías y películas en blanco y negro del animal en cautiverio, y crónicas de trabajos de campo.

El lobo marsupial tenía el aspecto de un perro de gran tamaño con el pelaje corto y una cola rígida que se extendía gradualmente del cuerpo, de manera similar a la de los canguros. Muchos colonos europeos hicieron comparaciones directas con la hiena, debido a su postura y a su comportamiento general. Su pelaje pardo amarillento tenía entre trece y veintiuna rayas negras distintivas en la espalda, el torso y la base de la cola, que le ganaron el apodo de "tigre". Las rayas están más marcadas en ejemplares jóvenes, y se decoloraban a medida que el animal envejecía. Una de las rayas se extendía por la parte exterior de los muslos traseros. Su pelaje era espeso y suave, de hasta quince milímetros de longitud; en los animales jóvenes la punta de la cola tenía una cresta. Sus orejas redondeadas y erectas tenían una longitud de aproximadamente ocho centímetros y estaban cubiertas de pelo corto. La coloración iba de un pardo amarillento al marrón oscuro; el vientre era de color crema.

La medida de los adultos variaba entre 100 y 180 cm de longitud, incluyendo una cola de 50-65 cm. El ejemplar más grande conocido medía 290 cm de la nariz a la cola. Los adultos tenían una alzada de 60 cm y pesaban entre veinte y treinta kilogramos. Existía un ligero dimorfismo sexual, siendo por lo general los machos más grandes que las hembras.

Aun cuando está oficialmente extinguido, mucha gente cree que el lobo marsupial todavía existe. De vez en cuando se dice que ha sido visto en Tasmania, otras partes de Australia e incluso Papúa Occidental, en Indonesia, cerca de la frontera con Papúa Nueva Guinea. La Australian Rare Fauna Research Association ha recogido 3800 supuestas observaciones del animal en el continente australiano desde la fecha de la extinción en 1936, mientras que el Mystery Animal Research Centro of Australia grabó 138 hasta 1998, y el Ministerio de Conservación y Gestión de la Tierra recabó 65 en Australia Occidental durante el mismo periodo. Los investigadores independientes Buck y Joan Emburg de Tasmania han informado de 360 avistamientos en Tasmania y 269 en el continente desde 1936, una cifra calculada a partir de diferentes fuentes.En el continente, las observaciones son a menudo al sur de Victoria.

Aun cuando muchas de las observaciones quedan inmediatamente desmentidas, algunas han generado mucha publicidad. En 1982, un investigador del Tasmania Parks and Wildlife Service, Hans Naarding, observó durante tres minutos, por la noche, lo que él consideró un lobo marsupial, en un lugar cerca de Arthur River al noroeste del estado. Esta observación trajo a una extensa búsqueda de un año financiada por el gobierno. En enero del 1995, un oficial de los Parks and Wildlife afirmó haber observado un lobo marsupial en la región de Pyengana al nordeste de Tasmania en plena madrugada. Las búsquedas posteriores no encontraron ningún rastro del animal. En 1997, se informó de que algunos habitantes y misioneros en las proximidades del monte Carstensz, en Papúa Occidental, habían visto lobos marsupiales. Parece que los habitantes los conocían desde hacía muchos años pero no habían hecho un informe oficial. En febrero del 2005, un turista alemán denominado Klaus Emmerichs afirmó haber tomado fotografías digitales de un lobo marsupial cerca del Lake St Clair National Park, pero no se ha determinado la autenticidad de las fotografías. Las fotos no fueron publicadas hasta abril del 2006, catorce meses después de la observación. Las fotografías, que sólo mostraban la parte trasera del animal, serían consideradas como no concluyentes en cuanto a la existencia del lobo marsupial. En alguna otra ocasión también se han realizado grabaciones que muestran a animales susceptibles de ser el extinguido lobo marsupial,e incluso en algún caso las imágenes serían de épocas tan recientes como el 2005.